LECCIÓN 06, para el sábado, 08 de noviembre del 2014.
FE QUE OBRA.
Sábado, 01
de noviembre del 2014:
LEE PARA EL
ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Santiago
2:14-26; Romanos 3:27, 28; Tito 2:14; 2 Corintios 4:2; Romanos 4:1-5; Josué
2:1-21.
PARA
MEMORIZAR:
“Porque como
el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”
(Sant. 2:26).
ÉL ERA UN
MÉDICO DE ÉXITO Y UNO DE LOS ANCIANOS de una iglesia con varios centenares de
feligreses. Era uno de los que daban más recursos para los grandes proyectos de
la iglesia, y su generosidad animaba a otros a dar con sacrificio. Además, era
buen predicador. Cuando el pastor debía salir, él predicaba, y todos esperaban
sus mensajes, que eran teológicamente profundos y espirituales.
Entonces, un
día, se reveló la verdad. La ausencia del médico el sábado anterior no había
sido porque estuviera de vacaciones, como muchos pensaron.
No, se lo
encontró muerto frente a su casa junto al mar, por causa de una dosis excesiva
de una droga recreacional. Lo peor de esta revelación fue que en su dormitorio
había docenas de videos y revistas pornográficos. La iglesia estaba devastada,
especialmente los jóvenes, que lo consideraban un modelo. Aunque debemos dejar
todo juicio a Dios, las acciones del médico ponen en duda la realidad de su fe.
El punto es
que, si somos salvos por la fe, no podemos separar la fe de las obras en la
vida de un cristiano, una verdad vital pero a veces mal comprendida, que se
expone en Santiago.
Domingo, 02
de noviembre del 2014:
UNA FE
MUERTA.
“Hermanos
míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá
la fe salvarle?” (Sant. 2:14). ¿Cómo entendemos este versículo en el contexto
de la salvación solo por la fe? (Lee Sant. 2:15-17; compara con Rom. 3:27, 28;
Efe. 2:8, 9.)
Fe sin
obras. Santiago da una ilustración vívida de esta clase de fe falsa (Sant.
2:15, 16). Como vimos, la obediencia en Santiago es relacional. Así, ¿cómo nos
relacionamos con un hermano en la iglesia que tiene necesidad? Las palabras no
son suficientes.
No podemos
decir sencillamente: “Vete en paz. Dios proveerá”, cuando Dios nos ha provisto
a nosotros para ayudar a ese hermano. Por supuesto, las necesidades pueden no
tener fin, y no podemos atender todas. Pero hay un principio llamado “el poder
de uno”. Nosotros somos las manos y los pies de Jesús, y podemos ayudar a otros
una persona a la vez.
De hecho,
esa es la manera en que Jesús generalmente actuaba. En Marcos 5:22 al 34, un
hombre, cuya hija estaba enferma, pidió ayuda a Jesús. Por el camino, una mujer
se acercó desde atrás y tocó la vestimenta de Jesús. Después de ser sanada,
Jesús podría haber seguido su camino y la mujer se hubiera ido feliz.
Pero Jesús
sabía que ella necesitaba más que la sanidad física. Así que, se detuvo, y se
tomó el tiempo necesario para que todos pudieran aprender a ser testigos de
Jesús, a compartir así como a recibir.
Luego dijo
las mismas palabras que vimos en Santiago 1:26: “Ve en paz” (Mar. 5:34).
Pero, a
diferencia de las palabras en Santiago, en este caso tenían un significado
especial. Cuando reconocemos una necesidad pero no hacemos nada acerca de ella,
perdemos la oportunidad de ejercer fe. La fe se debilita y muere un poco. Por
eso, la fe sin obras muere. Santiago la describe aún más severamente: la fe ya
está muerta. Si estuviera viva, las obras estarían allí. Si no lo están, ¿de
qué sirve? Al final del versículo 14, Santiago plantea la pregunta acerca de
esta clase de fe sin obras y sin valor. En griego se expresa en forma más
fuerte que en la mayoría de las traducciones: “Esa fe no puede salvarlo,
¿verdad?” La respuesta que Santiago espera es “No”.
¿Cómo podemos
aprender a expresar mejor nuestra fe mediante obras, y así protegernos del
engaño de que nuestras obras nos salvan?
Lunes, 03 de
noviembre del 2014:
FE SALVADORA.
Lee Santiago
2:18. ¿Cuál es el punto principal que presenta Santiago? ¿Cómo mostramos
nuestra fe por nuestras obras?
Santiago usa
una técnica retórica corriente por la cual se adelanta a un objetor potencial.
En este caso, el que hace la objeción trata de poner una cuña entre la fe y las
obras, al sugerir que mientras una persona tiene la una o las otras, todo está
bien. Pero lo que Santiago trata de decir es que los cristianos no pueden
esperar salvarse por la fe si no hay obras correspondientes: “Muéstrame tu fe
sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Sant. 2:18).
El punto
principal es que no cualquier fe nos salvará. La fe genuina, la fe salvadora se
caracteriza por conllevar buenas obras.
Del mismo
modo, las obras son solo buenas obras si surgen de la fe.
La fe y las
obras son inseparables.
Como los dos
lados de una moneda, una es la cara; y la otra, la cruz. La fe viene primero, y
luego nos conduce por el camino de las obras correspondientes.
Considera la
actitud de Pablo hacia las obras en Efesios 2:10; 1 Tesalonicenses 1:3; 1
Timoteo 5:25; y Tito 2:14. ¿Por qué las obras son tan importantes?
Pablo no
está en contra de las obras por sí mismas. Estaba en contra de las obras como
medio de salvación (ver Gál. 2:16). De hecho, Pablo dijo que los que dependen
de las obras de la Ley para ser salvos están bajo una maldición, porque ninguno
que trata de ser salvo por guardar la Ley realmente tiene éxito en guardarla (Gál.
3:10). La obediencia solo es posible gracias al don del Espíritu Santo.
“Si el
hombre no puede, por ninguna de sus buenas obras, merecer la salvación,
entonces esta debe ser enteramente por gracia, recibida por el hombre como
pecador porque acepta y cree en Jesús.
Es un don
absolutamente gratuito. La justificación por la fe está más allá de
controversias. Y toda esta controversia termina tan pronto como se establece el
punto de que los méritos de las buenas obras del hombre caído nunca pueden
procurarle la vida eterna” (FO 18).
¿Por qué
debe motivarnos la buena noticia de que no podemos ganarnos el cielo con las
obras, para hacer todas las buenas obras que podamos por causa de nuestro amor
a Dios?
Martes, 04
de noviembre del 2014:
LA “FE” DE
LOS DEMONIOS.
Si las obras
están ausentes, hay solo otra manera de “probar” que nuestra fe es genuina: la
ortodoxia. Si uno cree las cosas correctas, entonces tiene que tener fe,
¿verdad?
Lee 2
Corintios 4:2; 1 Timoteo 2:4; Santiago 5:19 y 20; 1 Pedro 1:22; y 1 Juan 3:18 y
19. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de cuán importante es conocer la
verdad?
No hay dudas
de que un conocimiento intelectual de la verdad tiene su lugar, un lugar muy
importante. No obstante, ese conocimiento en sí mismo y por sí mismo, no es
suficiente para demostrar que una persona tiene fe salvadora.
¿Qué
advertencia se nos da en Santiago 2:19 acerca de un falso concepto de lo que es
la fe verdadera?
La
declaración fundamental de fe en el Antiguo Testamento es Deuteronomio 6:4:
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”.
Conocido
como la Shemá (porque esa es la palabra hebrea con que comienza), este
versículo resume brevemente la creencia en un Dios.
Toda otra
enseñanza bíblica fluye de esta verdad cardinal. Pero, aun los demonios creen
esta verdad. De hecho, ¡ellos la saben! Y, no obstante, ¿qué bien les hace?
Ellos tiemblan ante la presencia de Dios, como lo hicieron cuando Jesús los
confrontó y les ordenó que salieran de sus víctimas (Mar. 3:11; 5:7).
Una fe
intelectual que no tiene efecto sobre cómo uno actúa es inútil; de hecho, es la
misma fe que tienen los demonios, que están activamente trabajando para
engañarnos con doctrinas falsas y mentiras. Como con el Israel del tiempo de
Jesús, los demonios animarán a la gente a creer en sus engaños basados en los
deseos de sus víctimas de aferrarse a una conducta impura e injusta: “Pero el
Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la
fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Tim. 4:1).
La fe debe
manifestarse en nuestra vida o no es una fe salvadora; en cambio, es “la fe de
los demonios”, y tal fe no nos salvará, como tampoco los salvará a ellos.
Miércoles, 05
de noviembre del 2014:
LA FE DE
ABRAHAM.
Lee Santiago
2:21 al 24, y compáralo con Romanos 4:1 al 5, y 22 al 24. ¿Cómo se describe la
fe de Abraham, y sobre qué se basa la justificación?
Tanto
Santiago como Pablo citan Génesis 15:6, pero parecieran llegar a conclusiones
opuestas. De acuerdo con Santiago, Abraham fue justificado por obras, pero
Pablo parece negar esta posibilidad (Rom. 4:2; comparar con el vers. 24).
Sin embargo,
lo que el contexto inmediato de Romanos 4 procura aclarar es si la circuncisión
es necesaria para la justificación; es decir, si los gentiles debían llegar a
ser judíos a fin de ser salvos (Rom. 3:28-30).
Pablo
muestra que la fe de Abraham, no su “obra” de ser circuncidado, fue la base de
la justificación, porque Abraham creyó antes de estar circuncidado.
Abraham fue
circuncidado más tarde, como una señal externa de su fe interna (Rom. 4:9-11).
Pero las
obras solas, aun la circuncisión, no eran suficientes para la justificación,
porque solo los que “siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre
Abraham” (Rom. 4:12) serán justificados.
¿Es este
énfasis muy diferente del de Santiago? Pablo usa la misma “prueba” de la fe de
Abraham que usa Santiago (ver Rom. 4:17-21). Abraham creyó que Dios podía
resucitar a Isaac de los muertos, porque él “da vida a los muertos, y llama las
cosas que no son, como si fuesen” (vers. 17; compara con Heb. 11:1719). Pablo
también define la fe salvadora como estar “plenamente convencido de que era
poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Rom. 4:21).
Es decir, la
fe que confía en que Dios mantiene sus promesas, y obedientemente depende de su
palabra, es una fe salvadora.
Estas obras
no son “obras de la ley” sino “obras de fe”. O, como dice Santiago: “¿No ves
que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las
obras?” (2:22).
Muchos
enfatizan la importancia de la fe y las obras, pero aun esto las separa hasta
cierto punto. La verdadera fe es una “fe que obra por el amor” (Gál. 5:6). Las
buenas obras no son solo la señal exterior de la fe; son el resultado de la fe.
La fe de Abraham en Dios lo motivó a obedecer a Dios y a ofrecer su único hijo,
Isaac. Según Santiago, la obediencia perfecciona la fe. ¿Cuál es tu experiencia
con la forma en que las obras (o la falta de ellas) impactan tu fe?
Jueves, 06
de noviembre del 2014:
LA FE DE
RAHAB.
“Asimismo
también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los
mensajeros y los envió por otro camino?” (Sant. 2:25). Lee Josué 2:1 al 21.
¿Cómo entendemos este ejemplo, otra vez en el contexto de la salvación solo por
la fe?
De acuerdo
con Hebreos 11:31, los habitantes de Jericó no creían. La mayoría de las
traducciones modernas los describen como “desobedientes”. Los habitantes de
Jericó sabían de las notables victorias de Israel sobre los madianitas y los
amorreos, de modo que sabían del poder del Dios de Israel.
El juicio de
Dios sobre Israel en Baal-peor le enseñó al pueblo de Jericó acerca de la
santidad de Dios, y su aborrecimiento de la idolatría y la inmoralidad: “Los
habitantes de Jericó conocían todos estos acontecimientos, y eran muchos lo
que, aunque se negaban a obedecerla, participaban de la convicción de Rahab”.
Rahab no se
salvó por causa de su deshonestidad sino a pesar de ella. Ella creía en el
verdadero Dios, y actuó sobre la base de esa fe al proteger a los espías que
Josué había enviado. También había condiciones: ella obedeció la indicación de
los mensajeros de colgar la cuerda escarlata en su ventana, que recordaba la
sangre asperjada alrededor de las puertas de los hogares israelitas en ocasión
de la liberación de la Pascua (ver Éxo. 12:21-24). Aunque lejos de ser
perfecta, la vida de Rahab es un modelo de fe que muestra la realidad del
perdón y la gracia de Dios para todos los que están dispuestos a avanzar por fe
y a confiar en Dios para los resultados.
Lee Santiago
2:26. ¿Cómo resume este texto la relación entre la fe y las obras? Así como el
cuerpo es solo un cadáver sin el aliento de vida, así la fe sin obras es
muerta. Además, sin fe verdadera, cualquier “obediencia” que podríamos tratar
de ofrecer sería solo “obras muertas” (Heb. 6:1; 9:14), que no tienen
significado a la vista de Dios.
¿Una ramera
salvada por fe? Si ese fuera el único ejemplo de salvación por fe que tuviéramos,
¿qué falsa conclusión podríamos obtener de él? No obstante, ¿qué esperanza
puedes obtener de la historia de ella para ti mismo?
Viernes, 07
de noviembre del 2014:
PARA
ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Cuando el
yo es abandonado totalmente, entonces puedes obtener una experiencia nueva y
rica, discernirás tus propias imperfecciones mientras yaces al pie de la cruz
y, mientras contemplas la perfección de Cristo, el yo se reducirá a la
insignificancia.
“Cristo
aparecerá, al ojo perceptivo, como la perfección del amor hermoso; entonces
este molde estará sobre la mente y el corazón, y se revelará en el carácter. La
impresión de la mente divina debería ser hecha sobre el corazón, y manifestada
en la vida. Ven a Jesús en tu necesidad; ora con fe viviente; aférrate a la
mano del poder divino; cree, solo cree; y verás la salvación de Dios. Si
aceptas la enseñanza, Dios te enseñará; si te dejas conducir, él te guiará a
las fuentes de aguas vivas”.-E. G. de White, Testimonies to Southern África, p.
26.
PREGUNTAS
PARA DIALOGAR:
Lee Santiago 2 completo, de una sola vez.
¿Cuál es el mensaje esencial aquí para quienes confían solo en los méritos de
la justicia de Cristo para su salvación?
Algunos alegan que Santiago habla acerca de
la fe y las obras sin referencia a Pablo, y que deberíamos interpretar a
Santiago en sus propios términos. ¿Qué está mal en esta manera de pensar? ¿Por
qué, particularmente en este caso, es importante recordar qué dicen otros
textos acerca de la fe y las obras? De hecho, en el calor de la Reforma
Protestante, los apologistas cató licos a menudo recurrían a Santiago para
defender a la Iglesia Romana contra los protestantes. ¿Por qué nos muestra esto
cuán importante es edificar nuestras doctrinas sobre todos los textos que están
a nuestra disposición?
A menudo se dice que la fe y las obras
deben mantenerse en “equilibrio”. A la luz de esta lección, ¿estás de acuerdo
con esta declaración? Analiza tu respuesta con otros en la clase.
¿Por qué no encontramos en Santiago (ni en
el resto del Nuevo Testamento) mención de la falta de fe de Abraham en relación
con Ismael, ni de la mentira de Rahab? ¿Qué nos enseña este hecho acerca de lo
que significa estar cubierto por la justicia de Cristo?
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