SER Y HACER.
Sábado, 18
de octubre del 2014.
LEE PARA EL
ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Santiago
1:23, 24; Mateo 19:16-22; Lucas 6:27-38; Romanos 8:2-4; 12:9-18; 2 Pedro 1:4.
PARA
MEMORIZAR:
"Pero
sed hacedores de la palabra, y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros
mismos" (Sant. 1:22).
WILLIAM
NIBLO, MÁS CONOCIDO COMO "El gran Blondín", llegó a ser famoso por
cruzar las cataratas del Niágara sobre una cuerda floja. En septiembre de 1860,
el Príncipe de Gales lo vio cruzar las cataratas con un asistente cargado sobre
sus espaldas. Después del cruce, Blondín se dirigió al príncipe británico y le
ofreció cruzar las cataratas con él en su espalda. Aunque el príncipe había
oído de las habilidades del hombre, y acababa de verlo en acción, todavía no
estaba listo para poner su vida en las manos de Blondín.
Por
supuesto, oír y ver no es suficiente cuando se trata de una relación con Dios.
Podemos estar intelectualmente convencidos acerca de la existencia de Dios, de
la verdad del evangelio y de la segunda venida de Cristo. Podemos haber visto
la realidad del amor y del cuidado de Dios. No obstante, podemos no estar
preparados para entregarnos en sus manos, una acción que se revelaría por
nuestras obras. Por esto, Santiago enfatiza la importancia de ser hacedores, no
solo oidores de la Palabra. Esta semana, veremos qué significa, para quienes
han sido salvados por su gracia, ser un hacedor de la Palabra.
Domingo, 19
de octubre del 2014.
CONOCE A TU
ENEMIGO.
Alguien dijo
acerca de su enemigo: "Lo veo cada día... cuando me afeito". Esto es
exactamente lo que Santiago quiere que reconozcamos: nuestro mayor enemigo
somos nosotros mismos. La salvación comienza cuando nos vemos tales como somos,
no lo que imaginamos que somos.
Lee Santiago
1:23 y 24. ¿A quién se describe aquí, y cuál es, básicamente, el problema?
Aunque no
hay nada de malo en presentarnos de la mejor manera posible, muchas personas
toman mucho tiempo y gastan mucho dinero para mejorar su apariencia. Pero
necesitamos asegurarnos de que no nos engañemos. Santiago dice que necesitamos
obtener un mejor cuadro de nosotros mismos, no importa cuánto no nos guste lo
que veamos.
Lee Mateo
19:16 al 22; y 26:33 al 35, y 69 al 75. ¿Cómo se comparan las imágenes de estos
dos hombres con la realidad? ¿Qué dicen acerca de ellos sus reacciones
diferentes a las palabras de Jesús?
El joven rico
pensaba que había estado guardando los mandamientos. De repente, se lo desafió
a adherirse a una clase diferente de obediencia, una que nunca había esperado,
una que iba mucho más hondo que la aceptación externa a las reglas y
mandamientos. (Ver Rom. 7:7.)
Pedro, como
este joven, también tenía un cuadro distorsionado de sí mismo. Con confianza
propia pronosticó que, aun si todos los demás tropezaran y cayeran, él
permanecería fiel, aun al costo de su vida. Pero ninguno de los dos percibió
cuán fuertemente los mantenía el pecado en sus garras. Ambos se engañaban
acerca de su verdadera condición espiritual. Sin embargo, Pedro finalmente se
convirtió. Hasta donde sabemos, el joven rico no lo realizó.
Siempre es
muy fácil ver las faltas en los demás, pero no las propias, ¿verdad? No
obstante, en lo profundo, probablemente nos damos cuenta más de nuestras faltas
de lo que queremos admitir. Mira profundamente en tu alma. ¿Qué te dice lo que
ves acerca de por qué necesitas un Salvador, o si no, perderte para la
eternidad, y con toda razón?
Lunes, 20 de
octubre del 2014:
SER UN
HACEDOR.
Lee otra vez
Santiago 1:22. El texto original en griego dice ser hacedores de la Palabra.
¿Cuán diferente sería el mensaje si Santiago hubiera dicho sencillamente
"Haced la Palabra"?
Santiago
combina el ser con el hacer. No los separa, ni hace uno de ellos más importante
que el otro. Son como dos lados de la misma moneda, inseparables. Hemos de ser
hacedores. Además, el tiempo verbal en griego para ser, aquí, se refiere a un
estilo de vida continuado de obediencia, que se espera de nosotros ahora, más
bien que en algún tiempo inespecífico en el futuro.
El punto es:
hemos de llegar a ser un pueblo nuevo en el Señor y, como resultado de lo que
lleguemos a ser, hacemos las cosas que Dios nos manda. Esto es algo bastante
diferente de seguir meramente las reglas (lo que parece que era el problema del
joven rico, que consideramos ayer).
Lee Lucas
6:27 al 38. ¿Cuáles son algunas de las acciones que debemos hacer?
"Amen a
sus enemigos". "Dale a todo el que te pida". "Sean
compasivos, así como su Padre es compasivo" (Luc. 6:27, 30, 36, NVI).
Suena imposible, ¿verdad? Y lo es, por nosotros mismos. Un amor así no es
natural para seres humanos pecadores. Por eso Jesús sigue hablando acerca de
dos clases diferentes de árboles y la fruta que cada uno produce (Luc.
6:43-45).
En forma
similar, en Gálatas 5 Pablo contrasta las obras de la carne (Gál. 5:19-21) con
el fruto del Espíritu (Gál. 5:22, 23). Es casi como si al concentrarnos más en
hacer, peores llegamos a ser; mientras que cuando somos guiados por el
Espíritu, producimos un resultado totalmente diferente: el fruto del amor y la
obediencia.
Piensa en la
época cuando hicimos algo sencillamente porque se requería de nosotros, o
porque era una regla que había que obedecer. Contrasta eso con algo similar que
hiciste porque querías hacerlo, algo que salía naturalmente de ti porque Cristo
vivía en ti. ¿De qué modo este contraste nos ayuda a comprender el punto de la
lección de hoy?
Martes, 21
de octubre del 2014:
LA LEY DE LA
LIBERTAD.
Lee Santiago
1:25. ¿Qué dice acerca de la función de la Ley?
Santiago
refleja los Salmos cuando llama "perfecta" a la Ley de Dios (Sal.
19:7), y un camino hacia la libertad (Sal. 119:45). Pero la Ley, en Santiago,
no nos puede salvar ni nos puede limpiar. Nos muestra el ideal de Dios, pero no
puede hacernos seguir ese ideal, así como ver a un atleta realizar cosas asombrosas
no nos capacita para hacer lo mismo. Para seguir ese ideal, necesitamos el
poder de Cristo en nuestra vida.
Lee Romanos
8:2 y 4; y 2 Corintios 3:17 y 18. ¿Qué marca la diferencia entre la Ley como un
instrumento de muerte o como algo que muestra el camino hacia la libertad y la
vida?
Pablo afirma
que "no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores
de la ley serán justificados" (Rom. 2:13). Él dice que podemos llegar a
ser hacedores solo por la obra del Espíritu, que escribe la Ley en nuestros corazones.
Solo cuando la obedecemos de corazón, puede la Ley darnos libertad.
Así, el
problema no es con la Ley, sino con nosotros. Olvidamos lo que realmente somos:
pecadores con necesidad de un Salvador. Fuera de Cristo, oímos la condenación
de la Ley. Pero, en Cristo llegamos a ser personas nuevas (2 Cor. 5:17),
liberadas en Jesús (Juan 8:36). Oímos que él nos habla la Ley, de que debemos
amarnos "unos a otros, como yo os he amado" (Juan 15:12). Por medio
de Cristo, experimentamos la libertad de los hijos de Dios salvados por la
gracia, y no queremos volver a la condenación y la esclavitud en que vivíamos
como transgresores. En Cristo, nuestros pecados son perdonados, y tenemos una
vida nueva en la que podemos ser obedientes a la Ley. Sin embargo, lo hacemos
no para ser salvados, sino por la libertad que nos viene de saber que hemos
sido salvados y que ya no estamos condenados por la Ley.
Piensa en lo
que sería tratar de guardar la Ley lo suficientemente bien como para ser salvos
por ella. ¿De qué forma guardar la Ley sería un medio de esclavitud? ¿Cómo nos
libró Jesús de esa esclavitud, mientras al mismo tiempo nos ordena guardar la
Ley?
Miércoles,
22 de octubre del 2014:
¿ÚTILES O
INÚTILES?
Lee Santiago
1:26 y 27, y compáralo con Mateo 25:35, 36 y 40, y con Romanos 12:9 al 18.
Según estos pasajes, ¿cómo definirías el verdadero cristianismo?
Jesús,
Santiago y Pablo enfatizan la importancia de ser un cristiano útil. Al amar a
los "más pequeños" (Mat. 25:40), al visitar a quienes son pasados por
alto, al mostrar hospitalidad en toda manera práctica, revelamos el amor de
Jesús y llegamos a ser canales por los cuales Jesús ama a través de nosotros.
"El
argumento más poderoso en favor del evangelio es un cristiano amante y
amable", y sigue explicando allí: "llevar una vida tal, ejercer
semejante influencia, cuesta a cada paso esfuerzo, sacrificio de sí mismo y
disciplina" (ibíd.). Esto no nos resulta natural ni es automático. Si
nuestra religión consiste solo en afirmar creencias y escuchar sermones, es
casi inútil.
Santiago
describe lo "religioso" y la "religión", en los versículos
26 y 27, con una palabra que sugiere ser extremadamente devoto. Esto tiene
consecuencias inmediatas y visibles, y la gente notará la diferencia.
Un cambio
obvio será nuestra elección de palabras. En lugar de observaciones desinhibidas
y tonos ásperos, seremos más sensibles a los efectos que nuestra comunicación
ejerce sobre otros. "Refrenaremos" nuestra lengua de modo que no
corra delante de nosotros con toda la violencia y la energía de un caballo no
domado.
Santiago
también distingue a los huérfanos y las viudas como personas que necesitamos
atender con amor y cuidado. Desde un punto de vista mundano, no tiene sentido
concentrar nuestros recursos en quienes no pueden devolver nada a la sociedad.
Pero, desde el punto de vista de Dios, es cómo tratamos a los desechados y
rechazados por el mundo lo que revela quiénes son los verdaderos seguidores de
Cristo: ya sea prestando dinero a quienes no pueden devolverlo; invitar a comer
a quienes no pueden invitarnos a nosotros; o bendecir y orar por aquellos que
nos maltratan (Luc. 6:35; 14:12-14; Mat. 5:44). Como señala Pablo, somos
vueltos a ser creados en Cristo para buenas obras (Efe. 2:10).
¿Cuánto de
tu tiempo y energía gastas en ayudar a quienes tienen necesidades? ¿Qué te dice
tu respuesta acerca de cuán "útil" eres con tu fe?
Jueves, 23
de octubre del 2014:
DIFERENTES
DEL MUNDO.
¿Qué
significa "guardarse sin mancha del mundo"? (Sant. 1:27). ¿Cómo puede
eso ser posible? Ver también 1 Juan 2:15, 16; 2 Ped. 1:4.
Algunas
personas piensan que si tan solo pudieran apartarse suficientemente del mundo
podrían evitar la mayor parte de sus tentaciones. Aunque hay algo de cierto en
esto, y deberíamos tratar de evitar las tentaciones tanto como sea posible (en
especial, las más difíciles de resistir), nuestros problemas y debilidades
tienden a seguirnos donde vayamos. El problema con el pecado no es tanto lo que
hay allí fuera, aunque ciertamente desempeña una función, como lo que está en
nuestros corazones. Allí se desarrolla la verdadera batalla, y tendremos que
pelear esa batalla no importa dónde vivamos.
Resulta
interesante que el resolver algunos problemas hace que los que quedan sean más
obvios. Por ejemplo, limpiar un rincón de la habitación hace que la suciedad
cercana se destaque más. También pasa lo mismo con la vida espiritual:
"Cuanto más cerca estés de Jesús, más imperfecto te reconocerás, porque tu
visión será más clara, y tus imperfecciones se verán en abierto y claro
contraste con su perfecta naturaleza".
No hagamos
decir a la Sra. de White lo que no dice. Ella no dice que cuanto más cerca
estemos de Jesús más imperfectos llegaremos a ser. Ella sigue diciendo:
"Cuanto más nos guíe la necesidad a él y a la Palabra de Dios, tanto más
elevada visión tendremos de su carácter, y más plenamente reflejaremos su
imagen".
Una religión
real nos conducirá a "tener hambre y sed" de una experiencia más
profunda (Mat. 5:6). Jesús pasó tiempo adecuado con su Padre celestial para
conocer su voluntad. Pero nunca se aisló de la gente. Fue a donde estaba la
gente. Su "comida" era alcanzar a los necesitados, derribar las
barreras del prejuicio y hablarles de la vida eterna (Juan 4:28-35).
A pesar de
que Jesús y los primeros cristianos tenían estilos de vida muy diferentes del
de los gentiles, estas prácticas nunca les impidieron compartir su fe. Fueron
por todas partes, y el evangelio se esparció por todo el Imperio, y llegó
incluso a centros de corrupción y de maldad tales como Roma.
Viernes, 24
de octubre del 2014:
PARA
ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee, en El camino a Cristo, el capítulo "Cómo lograr
una magnífica renovación", "Las Ley es el gran espejo moral de Dios.
El hombre debe comparar sus palabras, su espíritu, sus acciones con la Palabra
de Dios".
"En vez
de eximir al hombre de la obediencia, es la fe, y solo la fe, la que lo hace
participante de la gracia de Cristo, y lo capacita para serle obedientes.
"Lo que
fue Cristo en la naturaleza humana, Dios espera que sean sus discípulos. Con su
fuerza, hemos de vivir la vida de nobleza y pureza que el Salvador vivió".
PREGUNTAS
PARA DIALOGAR:
Aunque se nos ha dicho que sería ventajoso
que nos mudáramos (si es posible) de lugares mundanos, ¿por qué esa no es la
respuesta definitiva a los problemas del pecado y la tentación? ¿Cuán lejos
tendríamos que irnos para estar lejos de todo tipo de tentación? ¿Cuál es la
única respuesta para el pecado y la tentación, no importa dónde vivamos?
La policía estaba tratando de poner
dispositivos electrónicos de escucha en una oficina donde sospechaban que trabajaban
criminales. El único problema era que feroces perros Doberman rodeaban el
lugar. La policía entonces, cada noche, les daba trozos de carne a estos
perros. Al principio tiraban unos cinco o seis por entre las rejas. Antes de
mucho, los perros no solo comían los trozos de manos de los oficiales, sino
también lamían sus manos cuando terminaban. De esta manera, con los perros
guardianes amansados, la policía pudo infiltrarse y plantar los dispositivos.
¿Qué lección podemos obtener de esta historia acerca de cómo nosotros, si no
somos cuidadosos, podemos bajar nuestra guardia?
Piensa más en la idea de ser un hacedor de
la palabra, en vez de solo creer en ella. ¿Cuál es, en definitiva, la diferencia
entre hacer y creer?
¿Qué le decimos a quienes pretenden que por
causa de la gracia de Cristo están libres de la Ley? ¿Qué quieren decir, a
menudo, con eso, y cómo les responderías?