LECCIÓN 01, Para el Sábado, 04 de Enero (2014).
LOS DISCÍPULOS Y LAS ESCRITURAS.
LOS DISCÍPULOS Y LAS ESCRITURAS.
LEE PARA EL
ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Lucas
4:1-12; Mateo 12:3-8; 5:17-39; Lucas 24:13-32; Hechos 1:16-20.
PARA
MEMORIZAR:
"Escudriñad
las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;
y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39).
USANDO UN
DETECTOR DE METALES de segunda mano, el británico Terry Her bert descubrió
armas anglosajonas bañadas en oro y artefactos de plata, enterrados bajo el
campo de labranza. El valor monetario del hallazgo excedía los cinco millones
de dólares.
Como alguien
que busca tesoros en un campo de polvo, rocas y desperdicios, debemos ser
cuidadosos de no permitir que las cosas se pongan en nuestro camino y nos hagan
perder de vista el verdadero tesoro: Jesucristo. Buscando riquezas eternas, los
fariseos y los saduceos, por igual, "excavaban" los antiguos escritos
sagrados. Irónicamente, su mapa del tesoro, las Escrituras, era leído en forma
tan radicalmente deficiente que perdieron de vista a Jesús.
De un modo
explícito, Jesús incorporó las Escrituras en su metodología para hacer
discípulos. La búsqueda definitiva del "tesoro" estaba basada en los
escritos proféticos, que lo señalaban a él. Por eso, perder a Jesús es errar el
blanco. Esto significa, entonces, que toda actividad para hacer discípulos debe
ser, al fin, acerca de Jesús y de lo que hizo por nosotros.
Domingo, 29 de
diciembre (2013).
JESÚS Y LA
BIBLIA.
Como Jesús
es el ejemplo para todos los creyentes, su nivel de compromiso con las
Escrituras llega a ser más que un asunto de interés pasajero.
Lee Lucas
4:1 al 12, y 16 al 21. ¿Qué sugieren estos pasajes acerca de la actitud de
Jesús hacia la Biblia?
El relato de
las tentaciones de Jesús en el desierto muestra que, citando las Escrituras,
Jesús rechazó cada desafío e invitación de Satanás. Es muy probable que los
rollos no hayan estado disponibles para Jesús durante los cuarenta días de su
permanencia en el desierto. Esto indica, claramente, que Cristo había
memorizado porciones importantes de las Escrituras. Mientras los textos citados
en el desierto fueron tomados de los escritos de Moisés, en diferentes
ocasiones Jesús citó otras partes de las Escrituras hebreas (Mat. 21:42; 22:44).
Es evidente: Cristo tenía un conocimiento amplio de las Escrituras.
Sin embargo,
nota que Cristo comprende que las Escrituras son más que solamente una
herramienta para vencer las tentaciones y lograr la santidad personal. Jesús
reconoce que las Escrituras lo señalan a él. Durante su visita a la sinagoga
registrada en Lucas 4:16 al 30, Jesús cita Isaías, y luego declara que ese texto
lo señalaba como el Ungido, para liberar a los oprimidos y proclamar libertad.
Jesús entendió que él cumplía las profecías mesiánicas. De este modo, Jesús no
solo comprendió que la Biblia lo señalaba a él, sino también temprano en su
ministerio usó la Biblia para llamar la atención de otros a sí mismo.
Aunque es
importante conocer la Biblia, eso solo no es suficiente. Algunos de los
eruditos bíblicos más famosos no han sido siquiera cristianos creyentes. Por lo
tanto, debemos preguntarnos: ¿Cómo podemos estar seguros de que nuestra lectura
y nuestro estudio de la Biblia nos ayuden a conocer mejor a Jesús y lo que él
hizo por nosotros?
Lunes, 30 de
diciembre (2013).
LA AUTORIDAD
DE LAS ESCRITURAS.
Lee los
textos que siguen. ¿Qué nos dicen acerca de la forma en que Jesús consideraba
la Biblia? Mat. 5:17-20; 12:3-8; 15:3-11; Juan 10:34-37; 17:14-19; Luc. 24:44.
Cada vez que
Cristo debatía con las autoridades religiosas, no se apoyaba en una filosofía
abstracta, ni siquiera en su autoridad personal, sino en las Escrituras.
Cuando tenía que decidir entre lo correcto y lo incorrecto, Jesús basaba su
argumento en un fundamento bíblico. Cuando los adversarios desafiaban la pureza
doctrinal de Cristo, él los guiaba hacia pasajes específicos de las Escrituras.
Cuando consideraba asuntos prácticos, Jesús se dirigía a la revelación divina.
Cristo entendía que su misión, dada por Dios, era cumplir lo que habían
predicho los profetas.
La exaltada
comprensión de las Escrituras que tenía Cristo contrasta con las actitudes
generalizadas que a menudo muestran los profesos cristianos de hoy. Confesiones
cristianas enteras han llegado a considerar que la Biblia es interesante pero
que son manuscritos históricos no confiables. Todo -la creación en seis días, el
Éxodo, la resurrección corporal de Jesús (y mucho más la segunda venida
literal)- ha sido puesto en duda o relegado a la condición de mito.
Lo que esto
conlleva para el discipulado es claro. ¿Por qué alguien querría dar su vida a
una causa basada solo en mitos? En cambio, la gente abrumada con problemas
reales necesita un Salvador real. De otro modo, el evangelio llega a ser un
tesoro herrumbrado o, metafóricamente, monedas de plástico cubiertas con oro de
imitación. A la distancia, alguien podría ser engañado, pero al examinarlas más
de cerca, el plástico sería rechazado. El único camino seguro es seguir el
ejemplo de Cristo de exaltar, honrar y obedecer la Biblia.
La muerte no
es un mito ni un símbolo. Es una de las realidades más crueles que todos afrontamos.
Piensa en lo que implica para el concepto de la Biblia que las enseñanzas
bíblicas, tales como la resurrección de Jesús o su segunda venida, se traten
como meros símbolos o mitos. ¿Por qué nosotros, individualmente y como
iglesia, no debemos permitir que Satanás nos entrampe en esto?
Martes, 31
de diciembre (2013).
PROCLAMACIÓN
PÚBLICA.
Jesús atraía
a la gente hacia sí en diversos ambientes, incluyendo ocasiones públicas. Las
Escrituras ocupaban un lugar prominente en las proclamaciones públicas de
Cristo. Citas directas y alusiones bíblicas llenaban sus sermones y sus
discursos públicos.
Lee Mateo
5:17 al 39. ¿De qué maneras nos muestran estos versículos el modo en que Cristo
usaba las Escrituras en su ministerio público?
Durante la
peregrinación de Jesús sobre la Tierra, la relación de los israelitas comunes
con las Escrituras era, en apariencia sumamente legalista. Miraban las
Escrituras buscando reglas y orientación ética. Consideraban que con una
conducta correcta se pagaba la felicidad eterna. Sin embargo, Jesús trastornó
sus conceptos legalistas y sustituyó un sistema de controles externos por una
religión basada en el corazón.
La religión
centrada en Cristo se arraiga en una transformación del corazón que conduce a
una conducta ética. Irónicamente, algunos de los fariseos habían pasado de largo
una relación viva con Dios en su afán por alcanzar la perfección moral. Jesús
identificó estas fallas y, como curación de ellas, invitó a sus oyentes a
aceptarlo como su Salvador y Maestro. Con Jesús como la fuerza controladora
interna, las normas de conducta no disminuyen, sino que se elevan. Todo lo que
uno tiene que hacer es leer el Sermón del Monte para ver cuán altas son sus
normas morales.
"Estas
palabras resonaron en los oídos de la muchedumbre como algo desconocido y
nuevo. Tal enseñanza era opuesta a cuanto habían oído del sacerdote o el
rabino. En ella no podían notar nada que alentase el orgullo ni estimulase sus
esperanzas ambiciosas, pero este nuevo Maestro poseía un poder que los dejaba
atónitos. La dulzura del amor divino brotaba de su misma presencia como la
fragancia de una flor. [...] Todos comprendían que estaban frente a Uno que
leía los secretos del alma, aunque se acercaba a ellos con tierna
compasión" (DMJ 11).
Ser
legalista, crítico y condenatorio es más fácil de lo que pensamos, ¿verdad?
¿Cómo podemos protegernos de caer en estas prácticas comunes?
Miércoles, 01
de enero (2014).
EL
MINISTERIO PERSONAL.
Abundan los
ejemplos del ministerio público de Cristo. Igualmente fascinantes son sus
encuentros personales, tanto con personas comunes como con miembros de la élite
social. Estas historias ofrecen vislumbres singulares de la centralidad de la
Escritura en el ministerio de Cristo.
Lee Juan
13:18 al 20; y Lucas 10:25 al 28 y 24:13 al 32. ¿Qué lugar ocuparon las
Escrituras en estos pasajes? ¿Qué propósito tenía Jesús al citar esos
versículos específicos? ¿Qué resultó de estos encuentros de pequeños grupos con
las Escrituras?
Repetidamente
Cristo citó las Escrituras junto con su llamado al discipulado. Esto muestra
con claridad que la autoridad de Jesús y su credibilidad descansaban sobre las
Escrituras, no solo sobre el carisma personal. Esto se ve especialmente en la
manera en que Jesús usó las Escrituras al trabajar con dos discípulos
potenciales que estaban en camino a Emaús.
"Empezando
con Moisés, Alfa de la historia bíblica, Cristo expuso en todas las Escrituras
las cosas concernientes a él. Si se hubiese dado a conocer primero, el corazón
de ellos habría quedado satisfecho. En la plenitud de su gozo, no habrían
deseado más. Pero era necesario que comprendiesen el testimonio que les daban
los símbolos y las profecías del Antiguo Testamento. Su fe debía establecerse
sobre estos. Cristo no realizó ningún milagro para convencerlos, sino que su
primera obra consistió en explicar las Escrituras. Ellos habían considerado su
muerte como la destrucción de todas sus esperanzas. Ahora les demostró por los
profetas que era la evidencia más categórica para su fe.
"Al
enseñar a estos discípulos, Jesús demostró la importancia del Antiguo
Testamento como testimonio de su misión" (DTG 739, 740).
Medita en
Lucas 24:32, especialmente en la frase: "¿No ardía nuestro corazón en
nosotros?" ¿Qué significa eso? ¿Cuándo fue la última vez que tu corazón
ardió por las verdades que nos han sido dadas? Si ocurrió hace mucho tiempo,
¿podría ser que tu corazón se haya enfriado? Y si es así, ¿cómo puedes cambiar?
Jueves, 02 de
enero (2014).
LA
GENERACIÓN SIGUIENTE.
Como vimos,
sin duda Jesús puso gran énfasis en la Biblia. Nunca cuestionó la autoridad, la
veracidad o la autenticidad de un solo texto bíblico. Y, no obstante, a través
de los siglos y aún hoy, muchas personas hacen precisamente eso.
Lee Mateo
12:15 al 21; Marcos 1:1 al 3; Hechos 1:16 al 20; 3:22 al 24; y Romanos 10:10.
¿Qué nos dicen estos textos acerca de la forma en que los primeros cristianos
consideraban las Escrituras? ¿Qué lecciones podemos extraer de esto para
nosotros mismos y el modo en que nos relacionamos con la Biblia?
Los primeros
autores cristianos siguieron la práctica de usar la Escritura para autenticar
la condición de Mesías de Jesús de Nazaret. En efecto, ellos decían que el
cristianismo estaba inextricablemente conectado con la autorrevelación de Dios
por medio de las Escrituras hebreas.
Jesús mismo
había apelado a estos escritos sagrados. Ahora, los discípulos de Cristo hacían
lo mismo. Las apelaciones a la experiencia personal, a los milagros y a otros
testimonios en favor de Cristo eran importantes y tenían su lugar; sin embargo,
obviamente nada reemplazaba las Escrituras como el testimonio principal en
favor de Jesús.
Los primeros
seguidores de Cristo procuraron la conducción de la Escritura en relación con
la misión de la iglesia, sus prácticas diarias y su disciplina espiritual. La
especulación humana y el trabajo de tanteo se minimizaron; la Escritura llegó a
ser preeminente. La consideración con oración de la revelación de Dios era
evidente en los concilios de la iglesia (ver Hech. 15). La Escritura tocaba
cada aspecto de la vida de la iglesia primitiva.
¡Cuán necio
sería, entonces, que nosotros, especialmente al fin del tiempo, tuviéramos una
actitud diferente hacia la Biblia!
¿Cómo
podemos aprender a hacer que la Biblia esté en el centro de nuestra fe y usarla
para que nos señale a Jesús? ¿Cuáles son algunas formas prácticas en que
podemos permitir que la enseñanza de la Biblia impacte realmente en nuestra
manera de vivir y de relacionarnos con los demás?
Viernes, 03 de
enero (2014):
PARA
ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee "La enseñanza y el estudio de la Biblia", La educación, pp. 185-192; "El viaje a Emaús", El Deseado de todas las gentes, pp. 738-742; y "Tesalónica", Los hechos de los apóstoles, pp. 182-189.
Lee "La enseñanza y el estudio de la Biblia", La educación, pp. 185-192; "El viaje a Emaús", El Deseado de todas las gentes, pp. 738-742; y "Tesalónica", Los hechos de los apóstoles, pp. 182-189.
"Cristo
había abierto en su ministerio la mente de sus discípulos a estas profecías.
[...] Pedro, al predicar a Cristo, había obtenido sus evidencias del Antiguo
Testamento. Esteban había seguido la misma conducta. Y también Pablo, en su
ministerio, recurría a las Escrituras que predecían el nacimiento, los
sufrimientos, la muerte, la resurrección y la ascensión de Cristo. Mediante el
inspirado testimonio de Moisés y los profetas, probaba claramente la identidad
de Jesús de Nazaret como el Mesías, y mostraba que desde los días de Adán era
la voz de Cristo la que había hablado por medio de los patriarcas y los
profetas" (Hap 182).
PREGUNTAS
PARA DIALOGAR:
¿Cuáles son algunas maneras prácticas en
las que puedes incorporar las Escrituras en tu rutina diaria? ¿Cómo puedes usar
la Biblia en tu testificación personal?
¿Por qué enfatizó Jesús la interpretación
de las Escrituras en vez de los milagros y el carisma personal? ¿Qué ocurre si
la música, el mensaje de salud, los actos sociales o cualquier otra cosa reemplazan
la Biblia como el centro de nuestra fe?
¿Cuán dependientes deben llegar a ser los
cristianos de hoy? Evalúa la importancia de las Escrituras en la vida de tu
iglesia con respecto al establecimiento de prioridades, el uso de los recursos
y la fidelidad a la misión.
Medita en el hecho de que, en la Biblia, no
hay ninguna indicación de que alguno de los autores bíblicos tuviera dudas sobre
la veracidad o la autenticidad de cualesquiera de los otros textos. ¿Por qué
esto debe ser tan importante para nosotros hoy, en una época en la que parece
que muchas personas, incluyendo eruditos bíblicos, hacen que su primera
prioridad sea desafiar la verdad de la Biblia en todos los niveles?
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